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Comunión con Dios

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Comunión con Dios...  Unidos y en amistad con nuestro Señor y Salvador Jesucristo tenemos paz  y bien, si la palabra de Dios mora en nuestro corazón no somos más una sal insípida, no andamos solitarios, tristes ni amargados. La diestra Victoriosa es Jesucristo y Él nos infunde confianza, nos libra del temor porque amamos a nuestro Padre Celestial y el primer lugar en nuestro corazón es solo para Él, por ello avanzamos seguros por el camino de la vida. 1 de Juan 
Comunión con Dios... Si vivimos en armonía con toda palabra de Dios dejamos de ser personas vánales para ser hijos de Dios renacidos espiritualmente, libres de la esclavitud al pecado, guiados por el Espíritu Santo de Dios, llenos del Temor Santo y Reverente ante su presencia. Jesucristo es nuestro intercesor, si alguno hubiere pecado, él es nuestro abogado ante el Padre. Su sangre nos limpia, nos perdona y nos capacita para vivir una vida victoriosa a su lado. Jesucristo cubre con su misericordia a toda la humanidad, pero su bendición es sobre quienes le buscan con corazón contrito y abandonan toda practica pecaminosa para reconciliarse con su Padre Celestial.

Comunión con Dios... Si permitimos que Jesucristo cambie nuestra forma de pensar con el mensaje de su evangelio, viviremos como personas nacidas espiritualmente de nuevo, si no es así, estaremos estancados y en vano trabajarán quienes nos edifican. La realidad es que podemos trabajar desde la madrugada hasta muy tarde en la noche y terminar comiendo pan de afanes y dolores pues la prosperidad integral viene del Señor, son sus bendiciones las que no añaden tristezas y Él a sus amados bendice aún mientras duermen. Ver Salmo 127