Salmo 121... El Señor es nuestro protector, así como un hombre rico guarda su tesoro, como un capitán guarda la ciudad con su guarnición, como un centinela custodia a su soberano. Así está con nosotros la protección de Dios. Él "no" duerme ni se fatiga, todo el tiempo vigila nuestros pasos y se revela a nuestro corazón para advertirnos del peligro.
Salmo 121... El Señor nos cuida sin agotarse, nos guarda noche y día. Ante las dificultades corramos a humillarnos ante su presencia, pidamos su ayuda, confiemos que Él nos escucha y su respuesta y consejos son confiables y guarda nuestra salida y entrada desde ahora y para siempre.
Salmo 121... Oremos: "Oh mi Señor, guarda mis pasos y mi mente, no permitas que me aleje de tu senda, dame más sabiduría para administrar bien mi vida, concédeme mas temor reverente para respetar tu nombre obedeciendo con amor. Guarda mis ojos y líbrame de toda ceguera espiritual, bendice la senda de mis pies para apartarme de gente y de sitios que no convienen a la salvación de mi alma.